3 de mayo de 2012

Los Kalpas de la Eternidad (review)



Uno no suele encontrar obras maestras todo el tiempo. De hecho, estas aparecen muy de vez en cuando, en el momento justo en el que creemos que ya nada puede impresionarnos. Fue así como sucedió con esta novela escrita por el desconocido autor inglés William Hope Hodgson.

¿Cómo llegó a mis oídos el rumor casi totalmente escondido de la obra de Hodgson? Bueno, debería recalcar acá un asunto que me viene preocupando desde hace tiempo y que vengo mencionando reiteradas veces: es la imposibilidad de poder hacerse con los textos en este país. No existe editorial argentina que se haya tomado la molestia de editar los libros de autores tan maravillosos como Hodgson, a excepción de algunas viejas colecciones, donde pertenece el libro que hoy nos compete. Entonces, ¿cómo me puse al tanto de la existencia de tan excelsa novela? La respuesta: Internet. ¿Qué haríamos sin Internet? Nos ha salvado ya tantas veces que no me alcanzan los dedos para contarlas.


De pura casualidad, buscando libros en MercadoLibre, hallé esta preciosura de editorial Andrómeda a un precio tentador de $ 25. Comprendí que era mi oportunidad y que si no me apuraba, lo podría lamentar de por vida. Oferté, compré y una vez hecho esto, retiré el libro en Congreso y Alsina (en la loma del orto). La gloria con la que agazape mis garras sobre el ejemplar amarillento me mantuvo suspendido en una nube de pedo durante la mitad del trayecto en subte, pasando por la estación Callao hasta Los Incas, entre el quilombo rutinario, el mal olor y el barullo aburguesado de la gentuza de centro. Nada me importaba, tenía en mis manos un libro del que se decían muchas cosas buenas… y lo tenía yo… todo mío. Eché una ojeada al contenido. Las páginas estaban en buen estado dentro de todo, por ser un libro viejo impreso en 1976. A modo de prologo el editor me proporcionó una breve introducción a la obra y una pequeña biografía de su autor. Me la salté sin pensarlo dos veces, no podía esperar para leer la novela. El olor a papel húmedo y viejo me dio un claro indicio de que el libro estuvo guardado en un sótano por mucho tiempo, y el vendedor no tuvo otro remedio que deshacerse de él. ¿Quién lo diría? Existen personas que se deshacen de cosas que valen la pena atesorar eternamente, pero esto último me tuvo sin cuidado ya que de lo contrario no hubiese podido conseguir el libro. Las primeras tres páginas fueron suficientes para excitar mi mente y sumergirme por completo en la lectura, en un no tan inútil intento de extraerme del quilombo circundante producido por el paso del tren sobre las vías (que permanecen en el aire gracias al más perfecto descuido de los materiales). En estas páginas no pude evitar sentir un revuelo de extrañeza al notar lo poco convencional de su presentación. Básicamente se trataba de una dedicatoria en verso titulada “A mi padre”, una introducción al manuscrito por el autor y otro escrito en verso titulado “Pesares”. Aún no puedo explicar con lujo de detalles lo que el autor quiso poner en palabras en estas tres hojas; simple y llanamente se escapó, y sigue escapándose, de mi entendimiento. Es probable que la gente alrededor mío haya notado en ese momento mi semblante preocupado, y no me hubiese sorprendido que me preguntaran si me encontraba bien. El horror que me produjo la lectura de los versos todavía me persigue, incluso después de terminar la novela. Me parece en vano reproducir acá un intento de interpretación de los mismos, pero me es necesario aunque sea transcribir los versos de “A mi padre”, siendo estos los que me causaron una insaciable curiosidad:


A mi padre

(Cuyos pasos hollaron los eones perdidos)

¡Abre la puerta y escucha!
Sólo el apagado rugido del viento,
Y el brillo
De lágrimas en torno a la luna,
Y, en sueños, el hollar
De pasos que desaparecen
Hacia la noche, con la Muerte.

¡Haz silencio! Y escucha
El lastimero grito
Del viento en las tinieblas,
Haz silencio y escucha sin susurros ni suspiros
Los pasos que hollaron los eones perdidos:
El sonido que te conduce hacia la muerte.
¡Haz silencio y escucha! ¡Haz silencio y escucha!

Los pasos de la muerte


Luego se introducen los elementos que darían a la trama un pie para los horrores más tremebundos jamás escritos. Se menciona una pequeña aldea llamada “Kraighten” al oeste de Irlanda (paraje en el que dos desafortunados ingleses pasarían sus vacaciones) y una oleada de cottages en ruinas, sin techos y desprovistas de adornos, mostrando signos de largo abandono. Cercano a dicho erial deshabitado, se situaba un río de gran provecho para la pesca. El río, aparentemente sin nombre, no figuraba en el mapa, como tampoco la aldea. La historia se asienta sobre estas bases de desconocimiento puro que sobrecargaban las espaldas de los viajeros ingleses. Pero estos viajeros encontrarían más adelante una antigua casa situada en un arcaico jardín pasando por una empinada pendiente cercada por una cascada. La casa ya en ruinas, que aparentemente flotaba  encaramada sobre una roca, rodeada por un círculo de tierra manteniéndose en el aire, se elevaba entre la espuma, magnifica e imperturbable. Al aventurarse en semejante sitio, los viajeros hallaron entre las ruinas de la antigua casona un escrito, una suerte de diario íntimo, del Recluso que habitó una vez el lugar, no tan diferente a un gris páramo de muerte. Acá comienza a tomar forma una sucesión (muy descriptiva) de hechos escabrosos y siniestros que dan la impresión de un posible desquiciamiento del narrador. Una visión que va en aumento, desde sólo un retrato de una vida solitaria, a pesar de estar acompañado el Recluso de su perro Pepper y su hermana mayor, hasta una exhaustiva narración de escenas apocalípticas. El capítulo 2, “La Planicie del Silencio”, nos da una probada de lo que será el viaje posteriormente. Toda esta parte, desde la página 31 hasta la 155, se centra en las experiencias del Recluso en la Casa en el Límite. Hacen su primera aparición unas bestias híbridas con cabeza de cerdo cuya presencia perturbarían al más duro lector. Los fenómenos inexplicables que sufre la casona van desde ruidos extraños provenientes del sótano, debajo de la casa y originados en las extensas arboledas situadas sobre el horizonte, hasta apariciones de naturaleza insoslayable, cambios en la distribución del paisaje, la aparición de un gran Foso situado bajo las aguas alimentadas por la catarata. Todo parece mutar bajo la demoniaca influencia metafísica de un sistema intangible que no obedece a las leyes de la física tal cual nosotros la conocemos. La casa, al estar en un confín del planeta donde parecería que se suceden eventos extravagantes, es evitada por todo ser vivo con sentido común; es por esto que el Recluso la obtuvo por medio de una suma un tanto ridícula. Durante un largo tiempo, de aproximadamente 10 años, el hombre vive apacible junto a su hermana y su perro, pero después de este período de paz, comienzan a darse unas situaciones que terminan con la cordura del narrador. A través de la ventana, se asoman unos increíbles seres porcinos, de ojos saltones y mirada inquisitiva, semejante a la mirada humana, unos ojos que relucen inteligencia y dejan ver, tan claro como el cristal, los motivos más profundos de sus secretos. Estas criaturas son una de las tantas amenazas que tendrá que enfrentar el Recluso antes de hacerle frente a lo peor. Entra en juego un nuevo elemento: el Foso; un hoyo en la desembocadura de una protuberancia en forma de V, cuyo origen es desconocido y su presencia injustificable. El protagonista intuye que la procedencia de aquellas bestias cerdo se debe a este agujero que produce sonidos aterradores durante la noche, como una especie de respiración entrecortada. Los ecos que sobrevienen del fondo del Foso incrementan su fuerza al estar el protagonista más cerca de sus dominios (más adelante el lector encontrará la explicación a esto), cosa que descartará las primeras tentativas del Recluso de ingresar a sus oscuros abismos, pero que termina por decidirse en ir en busca de los secretos abominables que en este se entierran gracias a su determinación y su deseo de esclarecer el misterio que rodea la casa.

Y como si fuera por arte de magia, el autor da un ESPECTACULAR giro de tuerca a la historia. Perdonen el énfasis puesto en esta palabra, pero no puedo describirlo de otra forma. He dicho que no siempre encontramos obras maestras a menudo, pero cuando lo hacemos, nuestra biblioteca sufre un cambio vertiginoso y drástico. A su prolífico número de obras se suma una más, una de las que quedarán en la memoria por mucho tiempo. Como decía, el gran giro que da la trama es algo sumamente memorable en la literatura de terror. Desde el capitulo “El Mar de los Sueños” hasta el final del libro, asistimos a una importante inflexión en las actitudes del Recluso, y nos preguntamos entonces si realmente está pasando por un desquiciamiento permanente o si hay algo de realidad en todo aquello. Lo cierto es que lo que ve, oye y siente durante ese período de tiempo casi inconmensurable y anacrónico, es un perfecto ciclo descriptivo de acontecimientos y visiones apocalipticas. Nunca ha sido tan creíble una panorámica del fin del mundo. Para cada suceso se da una hipótesis formulada por el Recluso. El Sol se está muriendo con el paso de los interminables eones que transcurren en el corto lapso de un minuto. El Recluso ve pasar su vida en unas horas, mientras contempla el fin del universo; la aparición de un “Sol Verde”; la Luna que se aleja de la órbita terrestre; la gruesa capa de nieve que cubre las praderas, los bosques y las llanuras; los ríos helados por el frío espacial causado por la ausencia de calor. Y los kalpas de la eternidad siguen pasando, en cuestión de unos pocos segundos. La omisión del autor con respecto a los varios fenómenos que infestan el libro es algo de agradecer, dejando espacios en blanco, baches explicativos, una supresión (consciente) de información que le dan a la trama un trasfondo fantasmagórico, errático y fantástico, como suele ser la vida real en muchas ocasiones, donde no todo es evidente. De esta manera, el lector es tragado por un remolino de preguntas sin respuesta y eventualidades sin explicación plausible.

¿Por qué el protagonista continúa torturándose en tan funesto lugar? Pues la razón es Ella: una mujer de la que no se dice mucho, más que el hecho de haber sido el gran amor del protagonista en tiempos pasados. Entre la agonía de aquellos eventos, en el Mar de los Sueños, la ve por primera vez, y esta le dice al pobre hombre que solo la casa los mantiene unidos. Con esta endeble excusa, el Recluso prosigue obstinado hacia su propia ruina.

En resumen, “La Casa en el Límite” es una obra sin igual, posiblemente una de las 10 mejores novelas de terror de todos los tiempos. Muy recomendable a los que les guste la literatura fantástica y estén dispuestos a levantar cielo y tierra para conseguir estos ejemplares perdidos. En los viejos negocios, en las desgastadas casas de libros usados… quizá usted tenga la oportunidad de obtenerlos a buen precio.